miércoles, 30 de mayo de 2007

la vida de un seminarista: rompe con todo...


La Iglesia Presbiteriana de Chile ha sido bendecida con la creación del Seminario Teológico Presbiteriano, el que tiene por objetivo general preparar e instruir al pueblo de Dios.Dentro de este gran objetivo, existe uno específico y muy especial a la vez; como es el de preparar académicamente a nivel universitario a hombres que tienen vocación pastoral, para un mejor trabajo en la Iglesia.En este contexto nos encontramos hoy 11 hermanos que comprende dese el primer a tercer año. Los cuales tenemos vocación pastoral, por lo que, nos entregamos a un tremendo desafío de parte de Dios hacia nosotros, el de dejar todo lo que teníamos para nuestra propia satisfacción, dedicándonos a estudiar a tiempo completo, aun más internándonos algunos (viviendo la vida de casa seminario).Dejar prácticamente todo, para obedecer el llamado de Dios, no es fácil.
Rompiendo con el yo…
Lo primero que hace un seminarista es el Romper con el yo, este aspecto es el primero y más difícil a quebrantar. Como seres humanos caídos la naturaleza pecaminosa de nuestras vidas es fuerte. La lucha que se presenta entre continuar con la vida laboral, vida de familia, vida independiente, y la vida entregada a servir a Cristo integralmente como lo es el pastorado, es muy grande. Pero gracias a Dios el llamado es de Él, y no de nosotros (confieso que en un principio traté de rehuir a este llamado). Mas cuando Dios llama es tal la fuerza de su llamamiento, que uno se rinde ante él. Los pasajes de Jeremías 1:7 “Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande” y de Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas”(RV 1960), han sido totalmente decisivos, para romper con todo por Cristo.Al romper con el yo, y con los anexos a este, se produce una crisis interna, la que involucra todas las áreas del hombre. Esta crisis conlleva a una reflexión profunda, y en algunos casos a un cuestionamiento de lo que sucede. Mas a medida que pasa el tiempo, y las pruebas que hay que enfrentar, uno comienza cada día a depender más de Dios, y a despojarse de uno mismo.
Aquel que comienza la obra, él la terminará…
Hoy después de 3 años, puedo decir que hasta aquí Jehová está conmigo, y que su gracia es superabundante para con cada uno de los seminaristas.Comparto con ustedes esta experiencia, para que conozcan que hay hermanos jóvenes dispuestos a dejarlo todo por servir a Jesús.Es difícil seguir adelante, me queda un año y medio de preparación, solo Dios sabe quien terminará esta carrera. Es por esto, que ruego de vuestra oración constante, para que Dios sea conmigo y mis compañeros, en todo.Que nuestro Dios de Paz sea con cada uno de vosotros, y con vuestras familias, desde ahora y para siempre. Dios les bendiga, mucho.
Fraternalmente...Lic. Alejandro Lara NúñezSem/Presbítero IPCH

No hay comentarios: